La Iglesia de Santa María se erige como uno de los monumentos más sobresalientes en el histórico Barrio de La Villa de Requena, en la provincia de Valencia. Este venerable edificio sacro, que fusiona la majestuosidad del gótico con la opulencia del barroco, no solo constituye un pilar del patrimonio arquitectónico local, sino que también ha evolucionado para convertirse en un significativo espacio cultural.
La edificación de la Iglesia de Santa María, dedicada a la Asunción de Nuestra Señora, se inició en el siglo XIV. Sin embargo, su interior no alcanzó su configuración definitiva hasta el siglo XVIII, lo que explica la coexistencia de estilos arquitectónicos dispares. Es una de las tres parroquias fundadas en la Requena medieval, junto a El Salvador y San Nicolás, existiendo documentación sobre ella desde al menos 1333.
A lo largo de su historia, el templo ha enfrentado periodos de adversidad. Fue suprimida por el Arzobispado de Cuenca en 1897 y, durante la Guerra Civil Española, se utilizó como almacén. Estos eventos propiciaron un considerable saqueo, resultando en la pérdida de valiosas obras pictóricas, imaginería religiosa y otros elementos de su ajuar.
El reconocimiento de su valor patrimonial es notorio; fue declarada Monumento Histórico-Artístico Nacional en 1931 (identificador RI-51-0000978), lo que subraya su importancia en el legado cultural español.
La Iglesia de Santa María se caracteriza por su singular amalgama de estilos: predomina el gótico florido isabelino en su estructura principal y fachada, mientras que su interior fue culminado bajo la estética barroca. Esta combinación genera un contraste visual cautivador.
El edificio posee una única nave, distribuida en cuatro secciones principales, con capillas laterales situadas entre los contrafuertes. La cabecera, por su parte, se divide en tres tramos, siendo el último de ellos ochavado y de menor tamaño. Es notable que la nave principal presenta una altura inferior a la de la cabecera.
Un coro alto se ubica a los pies del templo, accesible a través de una de las capillas. Las capillas del lado del evangelio (izquierda) son de menor profundidad, y una de ellas proporciona acceso a un osario.
En cuanto a los materiales, la fábrica general de la iglesia combina mampostería, ladrillo o adobe, reservándose la sillería para áreas clave como la cabecera, las capillas, los enmarques y los remates de los contrafuertes. La portada, de piedra blanda, exhibe una detallada ornamentación.
La portada gótica: Sin duda, el elemento más icónico del templo es su magnífica fachada o portada, un ejemplo sublime del gótico flamígero de inicios del siglo XVI. Se trata de un frontal simétrico y abocinado, adornado con tres arquivoltas profusamente decoradas con delicadas figuras angélicas, serafines, ángeles músicos y representaciones de vírgenes. La arquivolta exterior presenta una forma conopial distintiva. Las imágenes se cobijan en pedestales-doseletes, y desde un banco pedestal emergen tres de las cuatro arquivoltas. En una restauración reciente (2012-2013) se añadieron dos figuras sin atributos.
La torre: De planta rectangular, la torre se adosa al segundo tramo de la nave. Su tránsito entre plantas se facilita mediante una escalera de caracol. La parte visible de la torre, que emerge sobre las edificaciones adyacentes (como la "casa del organista"), muestra muros lisos de ladrillo, revocados en 1774.
La Capilla de Nuestra Señora del Rosario: Destaca por sus dos cúpulas. Una de ellas conserva pinturas de ángeles músicos, y sus muros exhiben un óleo que representa la Batalla de Lepanto, además de una pintura alusiva al milagro atribuido a Santo Domingo de Guzmán de un caballero decapitado. El interior de la iglesia, desde el siglo XVIII, contaba también con un zócalo de azulejos que ilustraban los Misterios del Rosario, decorados con motivos vegetales.
Desde principios del siglo XXI, la Iglesia de Santa María ha dejado de dedicarse al culto. Tras un exhaustivo proceso de restauración que culminó en el año 2000 y fue bendecida por el Arzobispo de Valencia, abrió sus puertas al público en 2005. En la actualidad, su vasto espacio interior se destina a albergar grandes exposiciones y sirve como una destacada sala de conciertos y eventos culturales, convirtiéndose en uno de los principales contenedores culturales de Requena.
La Iglesia de Santa María se beneficia de la protección otorgada por la legislación de patrimonio cultural. Además de su declaración como Monumento Nacional, se han realizado diversas intervenciones para su preservación. En el año 2000, se concluyeron importantes trabajos de restauración del edificio y de algunas policromías barrocas. Posteriormente, la Dirección General de Patrimonio Cultural Valenciano ha contribuido a la recuperación de pinturas murales en seco en una de sus capillas.
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La Iglesia de Santa María de Requena es además de un edificio religioso, un compendio de la historia y el arte que ha moldeado la ciudad. Su singular arquitectura, su rica portada y su exitosa reconversión en un espacio cultural la consolidan como un punto de visita ineludible y un valioso activo patrimonial para Requena.